El mito de la esperanza de vida

El sentido común, que es el menos común de los sentidos, siempre me había dicho que el aumento constante de la esperanza de vida no era mas que un dato estadístico con poco valor informativo sobre los años que podíamos llegar a vivir. Sin embargo se malinterpreta, no sé si intencionadamente para justificar, como siempre, el desarrollo tecnológico, económico y últimamente de la medicina alopática (la que paga la seguridad social, la de la industria farmacéutica, de los grandes hospitales y maquinaria super-sofisticada)
El caso es que pienso que estando sometidos a tantas agresiones y tensiones físicas, biológicas, químicas y emocionales novísimas en la historia de la humanidad y para las que el organismo humano aún no puede haberse adaptado, y a pesar de que nunca se hayan acabado de demostrar al 100% las relaciones causa efecto en un marco temporal adecuado, – pues es casi imposible obtener certezas absolutas de nada futuro salvo la muerte -, me parece una necedad creer que todo ello no nos afectarán en ningún momento.
Extrapolar el dato de los años de esperanza de vida de los que ahora nacen a partir de los datos demográficos de los que nacieron y crecieron en un mundo sin química (tóxicos ambientales, alimentarios, disruptores endocrinos), exposición a campos electromagnéticos y de microondas, sin abuso de antibióticos, sin campañas de vacunación infantil masivas, que tomaron teta en su mayoría y no biberón, que bebieron agua sin cloro, no respiraron ni tanto plomo ni hollín de los tubos de escape de los coches, donde no había energía nuclear y la capa de ozono aún filtraba razonablemente bien los rayos UVA; era un mundo en el que se comían alimentos menos adulterados, la carne no se hormonaba, la leche era entera, no se abusaba del azúcar, los alimentos inmunizaban pues eran de origen local y no tratadosquímicamente, etc, etc; eso es mucho extrapolar.

Dada mi extravagante visión del asunto, me sentí aliviado al comprobar que no estoy solo en mi punto de vista.

En Francia, Claude Aubert ha escrito un libro sobre el tema: “Esperanza de vida. El fin de la ilusión.”

Extracto de una entrevista al autor:
Desde hace 30 años estoy dando conferencias y cada vez que alertaba sobre los riesgos de la salud con los pesticidas, etc. siempre había alguien que decía, «No es tan grave porque la esperanza de vida aumenta. Así que hice este libro (‘Esperance de vie. La fin des illusions’)para demostrar que no, que es falso, que las curvas de evolución de esperanza de vida que nos dicen que llegaremos a los 120, 130 años, son una locura. En la prensa se sigue hablando de este aumento de la edad, pero eso está equivocado. A partir de escribir el libro algunos me dicen que soy pesimista, pero no, Si no cambiamos de vida la catástrofe está próxima. Hay que saber si la humanidad o parte de la humanidad vamos a ser lo suficientemente sabios para detener los efectos, para parar la crisis y limitar su gravedad. Hay que mirar de frente, eso es ser optimista, y hacer lo máximo para reducir al mínimo las consecuencias de lo que ya se ha hecho.»

«En el 2004 la esperanza de vida en Francia era de 77 años para los hombres y 84 para las mujeres, pero estas personas se han beneficiado de los adelantos de la medicina, crecieron en un ambiente relativamente sano, mientras que los niños y jóvenes de hoy se encuentran con una grave contaminación en las construcciones, en el agua, en el aire, en los alimentos, en la ropa… Si alguien se queja de síntomas, se le dice que es algo psicosomático.

Con el amianto se hablaba de 200 muertes por cáncer al año, y ahora se reconoce que pueden ser varios miles de millones en los próximos años… pero sigue sin prohibirse en Francia».

¿Y la radioactividad? Ahora nadie habla de ella como fuente de contaminación. «Está Chernobil, y además otras, demasiadas fuentes de contaminación radiactiva. Incluso en Francia hay muchas centrales, pero hoy para mí, aparte de los accidentes, que es el riesgo mayor, está el otro riesgo mayor hoy por descubrir que son las ondas electromagnéticas. Se habla demasiado por teléfonos móviles, vivimos bañados en ondas, constantemente atravesados por ondas electromagnéticas, y esto va a dar graves problemas. Ocurrirá como con los pesticidas, de efectos lentos, a largo plazo, pero se verán esos efectos».

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Claude Aubert

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